Ahí vivo yo
ahí vivo yo
justo al frente del aromo exiliado
a un costado del camino al tomate
y algo lejos de los jardines infantiles
en la azotea las despreciadas
ensucian y esparcen sus hijos
y las siluetas se dibujan duras
un poco antes de las dos de la tarde
a veces me cuesta recordar
el idioma usado en este sitio,
que consta no solo de palabras,
si no también de gestos,
especialmente delicados,
que se ejecutan con leves movimientos
de cejas, labios y lunares.
esto especialmente necesario
a la hora de arder algo en la ventana
el pasto ha crecido demasiado
y levanta hasta los edificios
y un zumbido extraño que se rompe
con un simple sorbo de veneno
nada del otro mundo
y poco de este también
nada mas y poco menos
que una venganza mas del tiempo