Ahí vivo yo

ahí vivo yo

justo al frente del aromo exiliado
a un costado del camino al tomate
y algo lejos de los jardines infantiles

en la azotea las despreciadas
ensucian y esparcen sus hijos
y las siluetas se dibujan duras
un poco antes de las dos de la tarde

a veces me cuesta recordar
el idioma usado en este sitio,
que consta no solo de palabras,
si no también de gestos,
especialmente delicados,
que se ejecutan con leves movimientos
de cejas, labios y lunares.
esto especialmente necesario
a la hora de arder algo en la ventana

el pasto ha crecido demasiado
y levanta hasta los edificios
y un zumbido extraño que se rompe
con un simple sorbo de veneno


nada del otro mundo
y poco de este también
nada mas y poco menos
que una venganza mas del tiempo

quien me viera

hoy tengo las manos de barro
y la camisa afuera y manchada

y en el espejo veo un monte
que se viene abajo

pasé por los lugares
que no quise conocer
y regrese con el aspecto de una mosca masacrada.

con el insomnio entre las cejas
con la tregua extraviada

después de tanto tiempo
de correr al borde de los arboles
y cantar canciones en tonos mayores
quien me viera y quien me vio
con los bolsillos rotos
dejando caer las llaves
de mis habitaciones
con las camas hechas

mejor sera dejarse llevar
y conversar con el cielo oscuro
y despertar un día de estos,
con suerte,
algún sábado de enero.